24 dic 2006
Babecadas.
(Pan por Pan domingo 24 dec. Imaxe do fotógrafo brasileiro Mario Cravo Neto)
A sociedade mediática que vivimos amplifica calquera estupidez nacida na contorna das persoas próximas ós medios de comunicación. Estes días coñeceuse a historia de Pascal Sevran, un xornalista francés coas súas orixes na esquerda, que é un showman da televisión pública francesa (France 2). Ten alí un programa dirixido ós pensionistas cun 73 por cento de audiencia nese sector, un Gayoso galo, digamos. Publicou un libro titulado “Les privilèges des jonquilles” con proclamas nidiamente racistas: di que os problemas do mundo actual e as fames de África proceden da compulsión sexual dos negros (da súa pixa, literalmente) e como solución propón esterilizar a medio planeta. Outro xenio das babecadas é Ahmadineyad, presidente de Irán, capaz de convocar un congreso para negar o Holocausto. Persoas que teñen solucións sinxelas a problemas complexos: así nacen os fascismos.
El origen del mundo (Carlos Marzal)
(Nestes días descubrín a poesía de Carlos Marzal (Valencia, 1961), o autor de Metales pesados e Los países nocturnos. Velaí unha mostra. (Na imaxe un dos espidos de Modigliani).
EL ORIGEN DEL MUNDO
A Felipe Benítez Reyes
No se trata tan sólo de una herida
que supura deseo y que sosiega
a aquellos que la lamen reverentes,
o a los estremecidos que la tocan
sin estremecimiento religioso,
como una prospección de su costumbre,
como una cotidiana tarea conyugal:
o a los que se derrumban, consumidos,
en su concavidad incandescente,
después de haber saciado el hambre de la bestia,
que exige su ración de carne cruda.
No consiste tan sólo en ese triángulo
de pincelada negra entre los muslos,
contra un fondo de tibia blancura que se ofrece.
No es tan fácil tratar de reducirlo
al único argumento que se esconde
detrás de los trabajos amorosos
y de las efusiones de la literatura.
El cuerpo no supone un artefacto
de simple ingeniería corporal;
también es la tarea del espíritu
que se despliega sabio sobre el tiempo.
El arca que contiene, memoriosa,
la alquimia milenaria de la especie.
Así que los esclavos del deseo,
aunque no lo sospechen, cuando lamen
la herida más antigua, cuando palpan
la rosa cicatriz de brillo acuático,
o cuando se disuelven dentro de la hendidura,
vuelven a pronunciar un sortilegio,
un conjuro ancestral.
Nos dirigimos
sonámbulos con rumbo hacia la noche,
viajamos otra vez a la semilla,
para observar radiantes cómo crece
la flor de carne abierta.
La pretérita flor.
Húmeda flor atávica.
El origen del mundo.
(De "Metales Pesados" 2001)
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