24 abr 2008



A Rega, Bieito Iglesias (ECG 24 abril)
Imaxe: Tolstoi e Gorki.

Xa non sei dicir -porque as citas tenden a enguedellarse en inextricables meadas- se foi León Nicolaievich Tolstoi ou o meu amigo Xulio Gaioso Neira quen escribiu: "Todo canto sucede no mundo pasou antes na miña aldea". Pero a observación está ben traída e vén a conto da presente pelexa pola auga. As comunidades de Valencia e Murcia levan anos emperradas en que lle trasvasen parte do Ebro (tamén os aragoneses queren levar lentura a certos sequeiros), mentres os moradores do delta e os ambientalistas din que diso noite. Como a sede barcelonesa obrigou ao goberno a bombear tantiños litros da desembocadura cara a cidade condal, os demais sedentos poñen pingando ao bo samaritano e claman contra tamaña discriminación. Parece ser que non houbo tal trato desigual, que os levantinos xa se beneficiaron estes anos pasados de caxougues semellantes, no entanto o lío armouse e tense a impresión de que a guerra da auga substituirá na axenda política desta lexislatura aos folións estatutarios da pasada.
O que hai en España é de tódolos españois?, pregúntanse os nacionalistas indignados cos pérfidos cataláns, aos que quixeran aplicarlle o belicoso principio de "al enemigo ni agua". Pois ben, a miña casa é miña, non de tódolos patriotas, do mesmo xeito que A Bouza, A Cerca, O Sobreiro e O Coello son eidos dos meus pais. Pero, á parte do asombro que me asalta vendo a conspicuos portavoces da dereita, conversos en comunistas, tamén me admira que un río, un tema musical das alboradas de antano, coa banda desfilando entre foguetes ("El Ebro guarda silencio al pasar por el Pilar, la Virgen está dormida, no la quiere despertar"), se convertese na liña Maginot que separa bos e malos españois.
Talmente como na aldea, cando meu avó tiña que erguerse a regar os lameiros ás catro da mañá e a velar para que outros veciños noitébregos e intereseiros non tornasen a auga cara as súas leiras.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Leche, lengua y ladrillo

24.04.2008

CARLOS LUIS RODRÍGUEZ

Digamos para quien no lo sepa que Emilio López fue el moderno continuador de los agraristas furibundos de antaño, primero como sindicalista y después en su condición de parlamentario. Tipo duro, sin concesiones, representó con indudable dignidad el papel de aquellos nacionalistas enfrentados con el mundo, que defendían lo que pensaban sin preocuparles las normas de la buena educación política.

Tiene incluso en común con Basilio Álvarez, la figura más importante de la lucha campesina de principios del XX, el haber pasado por el seminario, algo que proporciona grandes dotes dialécticas. Total, que cuando se oía a Emilio, Milucho en los ambientes, parecía sonar de fondo aquel himno incendiario de Acción Gallega compuesto por Cabanillas: que o lume da toxeira, envolva na fogueira o pazo señorial.

Ahora, a aquel auténtico león del BNG campesino nos lo han puesto en la jaula de una delegación provincial. Ya no ruge, o sus rugidos son como los del león que tiene la Metro en su logotipo. La época que vivimos es propicia para un nacionalismo sosegado que va ganando adeptos en la mesocracia galaica, y no para un nacionalismo que epata sin avanzar socialmente.

El caso es que un sindicato agrario de la competencia, Unións Agrarias, decide exhumar el himno susodicho para dirigirse, no contra el pazo señorial, sino contra una industria láctea que al parecer paga poco. Bien pensado, la relación foral que había en tiempos del viejo agrarismo, se reproduce un poco ahora en la relación entre los ganaderos gallegos y los emporios lecheros como Leite Río. El productor autóctono tiene con la empresa un vínculo que supone al mismo tiempo seguridad y dependencia.

En fin, que la movilización del sindicato afín a los socialistas acaba en graves disturbios, poco admisibles en los tiempos que vivimos, y el delegado Emilio López los critica. En un sorprendente cambio de papeles, los moderados de antes actúan a la brava, mientras que el líder arrebatado que era Milucho, se hace institucional.

Quién sabe si, dentro de unos años, el líder de Unións Agrarias no será el delegado, y Emilio no retornará al sindicato, para encabezar otra manifestación contra Leite Río. Hay veces en que el hábito sí hace al monje, como lo demuestra la transformación sufrida por Milucho. Que lo sucedido sea un altercado o una legítima expresión del enfado de los ganaderos, depende del punto de vista que se tenga en ese momento.

Aquí tenemos a una central filosocialista que critica al delegado de una Consellería del BNG. En materia lingüística, nos encontramos con una Mesa afín al BNG que se divierte poniéndole banderillas a una política idiomática que está en manos del PSdeG. Si de la leche y la lengua pasamos al ladrillo, vemos las hostilidades de una Fegamp con presidente socialista, contra Vivenda, tripulada por el nacionalismo.

Lo que está sucediendo es que ambos socios del bipartito utilizan a milicias de su confianza para desarrollar una guerra de guerrillas. Touriño y Quintana se encuentran todas las semanas en el consello, se sonríen, se intercambian parabienes, pero los dos saben que sus fuerzas irregulares están en plena guerra fría.

Casi todos los conflictos que se viven en el país tienen esta componente. En la leche, al BNG le toca el papel serio, adulto, conciliador, y al socialismo camuflado, la bulla. Tiene gracia que sea Milucho el intérprete, aunque también es cierto que no hay mejor bombero que el que fue incendiario.

Anónimo dijo...

Este señor Carlos Luis, xa cae pesado, non terá outros lugares mais afíns onde instalarse co seu ripioso español?

Anónimo dijo...

Xa quixeras escribir ti tan ben en galego como Carlos Luis escribe en castelán. ¡Aprende de quen sabe!

Anónimo dijo...

Quizais amigo, se fose para escribidor "efimero-zarzañero" pero non é o meu caso.