6 ene 2010

¿Debe el Estado buscar a García Lorca?
JULIÁN CASANOVA
El País, 05/01/2010

La sublevación militar de julio de 1936 inauguró en España un tiempo sin ley. La obediencia a la ley fue sustituida por el lenguaje de las armas, el desprecio a los derechos humanos y el culto a la violencia. Bajo esas circunstancias, sin ley que obedecer, sin miedo al castigo, aparecieron por todas partes bandas de asesinos, amparadas por los militares, por terratenientes y burgueses asustados por la revolución, que organizaban cacerías y ajustes de cuentas.
Esa oleada de terror, que dejaba a los ciudadanos allí donde caían abatidos, en las cunetas de las carreteras, en las tapias de los cementerios, en los ríos, en pozos y minas abandonados, acabó con la vida de Federico García Lorca. También con las de otros miles de personas, alcaldes, gobernadores civiles, presidentes de las Diputaciones provinciales, diputados elegidos por la coalición del Frente Popular en febrero de 1936, dirigentes sindicales y políticos, campesinos y trabajadores. Los muertos no cabían en los cementerios y por eso se cavaban grandes fosas comunes,cualquier lugar era bueno para matar y abandonar los cadáveres.
Los asesinos ocultaron los cuerpos porque eso aseguraba su impunidad, borraba las pruebas del crimen. Además, como después ganaron la guerra, nunca tuvieron que dar explicaciones sobre su paradero porque nadie les pidió cuentas. Más de setenta años después, muchos de los familiares de esas víctimas no saben dónde están sus restos, desperdigados por lugares insospechados. Es normal que los busquen, que quieran desenterrarlos, obtener la satisfacción sentimental y simbólica de volver a enterrarlos con dignidad. Mientras no se desvele la suerte de sus antepasados, esa historia traumática seguirá presente entre ellos.
¿Qué puede o debe hacer el Estado democrático, sus principales responsables e instituciones, para gestionar ese pasado de violencia y muerte? Hay opiniones para todos los gustos.
Están los que se ríen de quienes "remueven tierra buscando huesos", proponen pasar página, negar el recuerdo, cancelar el pasado. Aznar y Rajoy, voces autorizadas para millones de personas que piensan como ellos, lo repiten siempre que sale el tema: el Gobierno no puede dedicarse a tonterías como la memoria histórica o a la investigación sobre miles de desaparecidos en el pasado. Es la sombra alargada del legado ideológico de la dictadura de Franco, un legado pesado que regresa con diferentes significados, que actualizan desde la democracia sus herederos, políticos, periodistas o aficionados a la historia.
Frente a la cancelación ideológica de ese pasado, hay quienes proponen su recuperación, también ideológica, basada en la memoria testimonial, de grupo, partido o asociación, en el recuerdo del acontecimiento contado por los contemporáneos y sus descendientes. Detrás de esa explosión de recuerdos, que muchos llaman memoria histórica, hay básicamente dos supuestos que la legitiman y le dan fuerza frente a la historia más profesional y científica: por un lado, que esos recuerdos cuentan cosas que la historia oficial, académica o salida de los documentos, nunca registró; por otro, que lo que hacen los recuerdos es colmar una necesidad irresuelta de justicia y retribución después de tantos años de silencio y olvido. Y nada mejor para ello que buscar los restos, localizar fosas, desenterrar a los muertos y volver a enterrarlos.
Si se atiende a esa corriente de "recuperación de la memoria histórica", la búsqueda de los restos de Federico García Lorca no debería ser más importante o primordial que la de miles de campesinos o trabajadores que nadie recuerda o la de autoridades que sirvieron a la República y lo pagaron con sus vidas. Además, por lo que respecta a las víctimas de la Guerra Civil, una política pública de memoria y educación, decidida desde la democracia, debería tener en cuenta a todos los asesinados sin procedimientos judiciales ni garantías previas que hubo en las dos zonas, aunque sabemos, y hay que seguir recordándolo, que fueron los golpistas de julio de 1936 quienes provocaron la guerra, la ganaron e impusieron después una cruel dictadura en la que varias decenas de miles de vencidos, perdedores, acabaron también con sus cuerpos bajo tierra.
El conocimiento histórico tiene que ir más allá de la memoria testimonial. Necesitamos una investigación exhaustiva sobre las circunstancias de la muerte y el paradero de todas esas víctimas de un tiempo sin ley, una agenda de investigación sobre los hechos todavía inexplorados y las personas sin localizar. Una parte de esa labor estaría ya resuelta si el Gobierno hubiera prestado la debida atención al requerimiento del juez Baltasar Garzón y hubiera creado una Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas por la violencia política durante la Guerra Civil y la dictadura de Franco. Los intereses políticos y judiciales del presente han dominado, sin embargo, sobre la necesaria comprensión y explicación de lo que ocurrió. La pregunta es si este Estado democrático que tenemos quiere o no poner los medios necesarios para restituir a las víctimas su identidad. Y no sólo a Federico García Lorca.

9 comentarios:

NóS por Eire dijo...

¿Debe o estado buscar as foxas onde están os mortos nas sublevacions carlistas do XIX? ¿E os restos dos soldados españoles de Bailén? ¿Repatriáronse os cadávedres e todos os mortos na guerra de Cuba? ¿Levantouse o cemiterio español de Santa Isabel? ¿E o de Sidi Ifni? ¿E o de Manila? ¿Que pasa cos soldados españois caídos en Callao? ¿E os das "sacas" de Madrid? ¿Desenterramos aos mortos da División Azul en San Petesburgo? ¿E que facemos cos voluntarios españois caídos no maquis fráncés?
¿Por que o estado debe buscar máis aos famosos que a calquera outro? ¿Non é este un estado social e de dereito igualitario? Que a terra vos sexa leve.
Estádesvos cargando a transición. Tal vez sexa un camiño á III República ou ao absurdo.

apicultor dijo...

Esas comparacións que fai son totamente demagóxicas, porque aí non hai a reclamación dos familiares.

E neste caso estamos falando do lexítimo dereito dos descendentes a enterrar a pais e avós.

Que en nome da transición vostede, e outros coma vostede, lle queiran negar ese dereito é algo que é fácil de calificar, pero non o vou facer.

SurOeste dijo...

Para "nosoutros" non é absurdo enterrar dignamente aos mortos, como non é absurdo destapar as mentiras e as inxustizas, nin é absurdo dar por rematada por fin a transición, porque iso significaría que xa non teriamos medo.

Sobre a racionalidade da monarquía pacata que temos nos tempos de hoxe será algo sobre o que terá que dar un par de argumentos, pero desde logo para min é absolutamente inadmisible que identifique república con absurdo como posible rexime político.

Anónimo dijo...

Boeno carallo boeno.

XDC dijo...

(Vaian por diante os meus escasos coñecementos en materia de Historia e de leis).

Eu distingo catro tipos de mortos na relativamente recente "historia negra" de España:

1- Os mortos no frente, ou en aplicación (rutinaria) de leis militares en época de guerra.
2-Os mortos por abusos de autoridade dos representantes das instituciós (fortemente militarizadas) , forzando o uso fraudulento das leis durante a guerra, en aras dos seu intereses.
3- Os asesinados, sinxelamente , ASESINADOS, por asesinos que, na retaguardia, se amparaban no debilitamento das instituciós e no clima caótico e de incertume durante a guerra.Sempre, en épocas de catástrofe, hai "aproveitados" que rouban e matan ao percibir que as instituciós están ocupadas noutras cousas.
4- Os mortos por aplicación de leis moi represivas, durante o franquismo, especialmente na posguerra.

No imaxinario colectivo , estes catro tipos de mortos "polo franquismo" adoitan a mixturarse na cabeza da xente, anque me parece que se trata de mortos moi diferentes.

O tipo máis indignante e sangrante é o 2). O dos sinxelamente ASESINADOS.

Os asesinos sinxelamente instrumentalizaron "a política" pra cometer mortes cuias causas reales eran outras. Vellos litixios de todo tipo, moitas veces mesmo "de faldas". Cometeron os asesinatos aproveitando o debilitamento das instituciós, mesmo a complicidade ou indiferencia culposa dos seus representantes. Non eran "acciós de guerra". Durante a guerra, a población civil sigue sometida ás leis, e a figura do asesinato sigue vixente.
O propio franquismo tiña que ter xuzgado eses asesinatos, porque o eran según as leis de todas as épocas, mesmo as do propio franquismo. Hai unha acción criminal "por omisión". Por qué non se depuraron esas responsabilidades crimináis?. Posiblemente porque pensarían que habería algún tipo de revolta civil que podería debilitar ao governo dictatorial, mesmo desembocar noutra guerra, dado o enorme número deles.Ese é análisis que teñen que facer os historiadores.
Eu non sei se dentro do "olvido" que se pactóu durante a transición iba incluido o olvido de eses mortos (os meu coñecementos en materia de historia xurídica non chegan a eso). Pero, si se fixo, sería seguramente "ilegal", porque as decisiós "políticas" non poden afectar á Xustiza (a famosa separación de poderes). Tampouco sei a cantos anos prescriben os asesinatos. Non sei se o feito de que prescriban significa que non podian ser xuzgados, ou sinxelamente que non pode condenarse ao asesino, pero que pode ser xuzgado igual (bóteme unha man o Dapena).
O caso é que hai unha deixazón da labor da Xustiza neses casos.
Cando hai un asesinato, o Estado pon todos os medios posibles pra atopar o corpo. Pra facer xustiza, non para darlle aos familiares o gusto de saber onde están os restos do ser querido. Ao estado impórtanlle pouco as "emociós" da xente.
Os sucesivos erros dos sucesivos governos do Estado, franquistas e democráticos ,nesa materia, deberían ser subsanados de algún xeito. Imaxino que a maioría dos asesinos xa estarán mortos. E tampouco debería "politizarse" esa búsqueda de algún xeito de facer xustiza, porque os asesinos hóuboos nos dous "bandos". Anque os do lado republicano foron en moitos casos, despois da guerra, xuzgados por a "Xustiza B" ,o que tamén é outra inxustiza.
Sólo falei de un tipo de mortos. Algo se podería decir tamén de algún dos outros tipos, pero déixoo aiquí.

O Dapena dijo...

No Auto do Tribunal Supremo que arquiva a querela que se seguía diante do Xulgado do Penal de Garzón, que se deu en chamar "Causa xeral contra o franquismo", xa se dan as respostas a moitas das interrogantes que prantexa XDC, e que resumo brevemente:
1) A partires do proceso de Nüremberg, acordouse que o delicto de xenocidio e crímes contra da humanidade non prescribiran, polo que a súa persecución podía acordarse transcorrira o tempo que transcorrira.
Se se persiguen delictos anteriores o ano 1.945, obviamente, polo principio da irretroactividade da Lei Penal, todos os cometidos no período que segue o 18 de Xullo de 1.936, están prescriptos, a pesares da argumentación do Xuiz que incluía o concurso coa detención ilegal que podería ter a súa virtualidade.
2) A Lei de Amnistía do 1.977, arquiva definitivamente todas as posibilidades de pedir responsabilidades polos crímenes do franquismo a persoas vivas.
3) Ë meritorio que os algúns familiares queiran localizar os corpos dos seus para darlles cristiana sepultura, pero eso, penso, non pode incluírse dentro dunha causa penal, como pretendían os querelantes e que Garzón en primeira instancia acetou, pero que desestimou o Tribunal Supremo..

XDC dijo...

Moitas grazas, Dapena. Pero eu sigo sin entender ben qué debe considerarse "crimen do franquismo". Quere decir que calquer crimen, tuvera ou non motivaciós políticas (que habería que probar) quedaba impune?. Non sei si se definíu con claridade ese concepto. Porque imaxino que tamén se cometerían crímenes "normáis" (mesmo de violencia de xénero, por exemplo). Estaban incluidos na lei de Amnistía?.
A mín sígueme parecendo que nestes últimos anos foron morrendo asesinos (de un e outro "bando") que remataron os seus días impunemente. Imaxino que en moitos casos a sua vida interna remataría por ser moi amarga.

lobo neghro dijo...

Hai tamén razóns psicolóxicas que moitas veces non se argumentan. Para superar un proceso hai que vivir o doo ( duelo en castellano). Incluso hai rituais prescritos ou non.

O feito de non enterrar un dos nosos "desaparecido" é irreconciliable con unha correcta sanación.


Imaxinádevos un pai ó que lle desaparece unha filla nos tempos de hoxe.Se non aparece o cadáver, o proceso psicolóxico é corrosivo e altamente doloroso, torturante.
Póndevos no caso.
Porque se empeñan algúns en que os familiares teñan que esquecer o proceso?.Que pensen un momento que esta última posibilidade lle acontecer a eles. Non ten que ver coa política.Sexamos humanos.

Claro ó un por cento da humanidade tócalle ser psicópata, non ter ningún sentido do ben e do mal, do remordemento, de lástima por os demáis. De entre todos os que opinan que non se remexan os bultos, algún psicópata haberá, alén de que se nota que non lle tocou a eles.

No tocantes a Lorca, eu opino, que non só perteñece á família.É un símbolo, é noso, é de todos, transcende o particular. O estado ten que implicarse,está claro que se moveron o seu bulto, intereses máis altos que os domésticos-locales o fixeron para tapar a vergonha mundial.Ou a vergonha era só para a família?.

Todos somos Federico!.

lobo neghro dijo...

Temos un símil.
Unha ferida non sana ben pero cerra con tecido epitelial, ou o que sexa. Por debaixo dese tecido novo, pus, a ferida sigue traballando e xerando problemas.
Non hai máis carallo que abrir de novo para que supure, senon temos riscos toda a vida.