Outro amable lector (O levantador de minas), nun comentario a un post moi recente, aludía a este poema de Carlos Marzal. Que paga a pena, creo, transcribir tamén aquí:
Llamar amor a lo que tú y yo hacemos
es cometer una sensiblería
indigna de nosotros, que aún somos amantes.
Eso es mejor que lo hagan los demás,
aquellos que precisan aguar un vino fuerte.
Lo nuestro es un fenómeno distinto,
sin ningún circunloqui, sin grumos literarios.
Se manifiesta en el arrasamiento
recíproco. Consiste en una prospección
para obtener placer y para darlo,
un hurto generoso que se ofrece egoísta.
Es un trabajo en las calderas
de nuestra intimidad, un primitivo
cerco en torno al castillo de la vida.
La carne se alimenta de la carne,
de su mutuo veneno jubiloso.
Lo que hacemos tú y yo no es el amor.
A no ser que se entienda por ello un sacrificio
donde nos ofrecemos a los dioses suicidas
que habitan en el pozo de nuestra propia sangre.
Para nombrarlo habría que incurrir
en palabras que algunos consideran obscenas,
aunque la obscenidad tampoco lo define,
porque no pretendemos aleccionar a nadie
ni sobre el impudor, ni sobre la virtud.
Lo que mejor explica, sin agotarla nunca,
la bárbara pureza del deseo recíproco
es una cacería de animales
y el hartazgo feliz en que se sacian,
con los ojos cerrados contra el tiempo,
en el avaro éxtasis de su feroz banquete.
Para la bestia octópoda que engendramos tú y yo,
son una estupidez los términos pacíficos,
un triste deshonor en la batalla.
No hacemos el amor, desvalijamos
con codicia nocturna en la casa del cuerpo.
4 comentarios:
Non está mal, pero hai que recoñecer que o da "bestia octópoda" non é do millor do poema.
Non, desde logo, mais os dous últimos versos valen por todo un libro.
Excesiva adxectivación, para o meu gusto. Só nos últimos versos:
hartazgo feliz, ojos cerrados, avaro éxasis, feroz banquete, bestia octópoda (sic), términos pacíficos, triste deshonor, codicia nocturna. Menos mal que puxo casa del cuerpo, aínda que así dito parece o cuartel da guardia civil. En fin: quixen ser benévolo, pero lido con atención non aguanta un asalto.
coñecía estes versos, fermosísimos sin fermosuras. opino o mesmo cos dous compañeiros,máis o final recupérase e da unha volta a todo o anterior, eche como un tombo de mar, que che tira te revolve, e encheme o biquini de areas.
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