8 ene 2007

Los alimentos corporales

Outro amable lector (O levantador de minas), nun comentario a un post moi recente, aludía a este poema de Carlos Marzal. Que paga a pena, creo, transcribir tamén aquí:

Llamar amor a lo que tú y yo hacemos

es cometer una sensiblería

indigna de nosotros, que aún somos amantes.

Eso es mejor que lo hagan los demás,

aquellos que precisan aguar un vino fuerte.

Lo nuestro es un fenómeno distinto,

sin ningún circunloqui, sin grumos literarios.

Se manifiesta en el arrasamiento

recíproco. Consiste en una prospección

para obtener placer y para darlo,

un hurto generoso que se ofrece egoísta.

Es un trabajo en las calderas

de nuestra intimidad, un primitivo

cerco en torno al castillo de la vida.

La carne se alimenta de la carne,

de su mutuo veneno jubiloso.

Lo que hacemos tú y yo no es el amor.

A no ser que se entienda por ello un sacrificio

donde nos ofrecemos a los dioses suicidas

que habitan en el pozo de nuestra propia sangre.

Para nombrarlo habría que incurrir

en palabras que algunos consideran obscenas,

aunque la obscenidad tampoco lo define,

porque no pretendemos aleccionar a nadie

ni sobre el impudor, ni sobre la virtud.

Lo que mejor explica, sin agotarla nunca,

la bárbara pureza del deseo recíproco

es una cacería de animales

y el hartazgo feliz en que se sacian,

con los ojos cerrados contra el tiempo,

en el avaro éxtasis de su feroz banquete.

Para la bestia octópoda que engendramos tú y yo,

son una estupidez los términos pacíficos,

un triste deshonor en la batalla.

No hacemos el amor, desvalijamos

con codicia nocturna en la casa del cuerpo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Non está mal, pero hai que recoñecer que o da "bestia octópoda" non é do millor do poema.

Anónimo dijo...

Non, desde logo, mais os dous últimos versos valen por todo un libro.

Anónimo dijo...

Excesiva adxectivación, para o meu gusto. Só nos últimos versos:
hartazgo feliz, ojos cerrados, avaro éxasis, feroz banquete, bestia octópoda (sic), términos pacíficos, triste deshonor, codicia nocturna. Menos mal que puxo casa del cuerpo, aínda que así dito parece o cuartel da guardia civil. En fin: quixen ser benévolo, pero lido con atención non aguanta un asalto.

Anónimo dijo...

coñecía estes versos, fermosísimos sin fermosuras. opino o mesmo cos dous compañeiros,máis o final recupérase e da unha volta a todo o anterior, eche como un tombo de mar, que che tira te revolve, e encheme o biquini de areas.