23 oct 2008


PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ...

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos,
fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida fuerza del desaliento...
(Dedicado a Arume.
Foi sempre un dos meus poemas preferidos, das letras castelás. Escoiteino hai un par de días no programa "Esta tierra es mi tierra", con Ángel González presentándonos Oviedo. Está tamén en Youtube, recitado polo propio poeta).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Moitísimas gracias. Angel González contribuiu silenciosamente a que me decidira entre as matemáticas e a filoloxía. Non sei se fixen ben, pero non hai posibilidade de volta atrás. Agora leo este poema que vostede me agasalla e as bágoas parecen darme hoxe a razón. Unha aperta, amigo.
Arume dos Piñeiros

Anónimo dijo...

Sen dúbida un poema marabilloso, como toda a súa obra poética en xeral. Súmome ao agradecemento de Arume pola posibilidade de volver a desfrutar dun texto tan emocionante. Unha aperta, irmán.